EL PRIMER PIONERO EL SR BARANDIARÁN”Es el primer restaurante en Chile que se inserta en el mundo de la franquicia. Y es peruano. Barandiarán, del chiclayano Marco Barandiarán Laca, firmó contrato con una importante consultora experta en el tema, lo que le permitirá vender su nombre y tecnología culinaria por todo el mundo. Llega a Chile en 1992, comienza trabajando de chef en la residencia del Embajador Peruano. Luego trabaja en los restaurantes El Otro Sitio, La Flor de la Canela y El Cocoa, hasta abril de 1999, fecha en que inaugura, con otro socio, un local en Bellavista. En diciembre del 2000, junto a su señora Olga abren el local de Manuel Montt.
En Diciembre del 2000, nace el Barandiarán de Manuel Montt, que en la práctica reune dos restaurants en uno. El de comida peruana tradicional y el Chifa, fusión de la comida peruana con la comida china.
Durante el año 2003 inaguramos nuestra sucursal en Lo Barnechea, Raúl Labbé 13664. El negocio, que empezó a gestarse en el 2004, surgió ante la propuesta de los representantes en Chile de Gallástegui Armella, una empresa mexicana líder en el rubro y que maneja más de 373 marcas en todo el mundo. "Siempre tuvimos interés por llevar a Barandiarán como franquicia, pero estábamos esperando el momento preciso. Ahora está convertida en una empresa consolidada, con mucho potencial para crecer a través de este sistema", explica Elsa Wintergerst, directora de Gallástegui Armella en Chile.
Enero del año 2006 nace Barandiarán de Bellavista, que es la continuación de nuestra calidad gastronómica que hemos logrado a través de los años. Nuestro nuevo restaurante se encuentra ubicado en Constitución 38 Local 52 Bellavista Providencia.
La prensa no es indiferente a las cualidades de Marco y en 1999, la revista Qué Pasa lo destaca como la Revelación Gastronómica del Año, mientras Televisión Nacional de Chile lo reconoce, en el programa ''Nuestro Siglo'', como el inmigrante peruano más exitoso de la década. El reconocimiento oficial no se hace esperar y en julio del 2002 es distinguido por el Gobierno de Chile como Ciudadano Peruano Residente Honorable.Para comercializar su marca, Barandiarán debió confeccionar manuales y guías que permitieran replicar exactamente el restaurante que desde hace 9 años funciona en Santiago de Chile. "Todo debe quedar tal como Marco lo desarrolló durante 10 años. Toda la tecnología, los contratos, todos los documentos para repetirlo de manera idéntica a como funciona, pero a través de terceros, quienes adquirirán el derecho de operar el negocio de la tecnología Barandiarán", precisa Wintergerst.De acuerdo con la consultora, ya tienen ocho posibilidades de apertura del negocio en Chile y también en ciudades mexicanas como Puerto Vallarta, Cancún, el Distrito Federal y Acapulco.
"Este es el hito más grande de mi carrera empresarial. Siempre soñé con esto", dice Marco Barandiarán. Consideró que el ingreso de la comida peruana a México abrirá puertas a otros productos.
EL SEGUNDO PIONERO EL SR PEREZ
Edilberto Pérez se vino a Chile hace 15 años para probar suerte como mozo, y hoy es dueño de cinco picadas, incluyendo el Ají Seco.
“Preferimos que el cliente deje comida en el plato, a que reclame porque es poca la porción. La política de nosotros es bueno, bonito y barato, y nos ha dado éxito”, cuenta Edilberto Pérez (46) con su acento peruano, sentado en el restaurante Sol. Edilberto es uno de los dueños del local, así como también de los restaurantes Alto Perú, Sabores del Perú y Ají Seco (el uno y el dos). Edilberto es un hombre de filosofías y de certezas, las que aplica a sus locales, todos éxito de público. Edilberto sabe que si sirve mucha comida y la cobra a un precio decente, el cliente va a quedar feliz. Está seguro de que en Chile hay oportunidades para aquellos que tengan proyectos. Sabe que en un restaurante peruano en Chile no puede faltar el cebiche, el lomo saltado y el ají de gallina, eso sí, no muy picante, adaptado al paladar local.
Toda esta sabiduría la ha adquirido trabajando. Su historia parte como tantas otras de inmigrantes peruanos: Dejó la ciudad de Cajamarca en Perú, para probar suerte en Chile en 1993. Dejando a su familia, llegó a nuestra capital para trabajar de mozo en el restaurante Mare Nostrum.
A los ocho años, Edilberto unió fuerzas con un compatriota, Raúl Landeo, que trabajaba en la cocina del mismo restaurante. Buscaron a un tercer socio y nació, a punta de esfuerzo y dinero prestado, el Alto Perú. “Partió con un barman, tres garzones y yo como anfitrión, y un cocinero. Al fin de semana, gracias a que fue destacado en una revista, ya era una locura. La gente esperaba una hora para comer, porque no estábamos preparados, pero mis clientes me decían ‘no te preocupes, nos enorgullece que tengas público”‘, cuenta Edilberto, acerca de quienes lo conocían de Mare Nostrum. “Esos clientes hasta ahora son nuestros habituales. Es una bonita experiencia. Si uno cocina bien, te conocen y pones un restaurante en un lugar quizás más humilde, los clientes te siguen igual”.
“Yo le llamo la gallinita de oro”, continúa Edilberto recordando sus inicios. “Fue nuestra primera experiencia, nos ayudó a darnos a conocer, a pasar de empleados a empleadores. Yo no tenía plata y ahí me apoyaban mis hermanos, Segundo y Tobías”.
Los hermanos Pérez cruzaron la frontera peruano–chilena atraídos en buena parte porque Edilberto había logrado encontrar una estabilidad acá. Al año en Chile, se vino su mujer, Clotilde, y Segundo. A los tres años llegó Tobías, y al igual que sus hermanos, encontró trabajo como mozo. Hasta que decidieron poner un restaurante juntos, orientado a la colonia peruana del centro.
Así nació el Ají Seco, una famosa picada de San Antonio. El lugar pronto se llenó en la semana de oficinistas chilenos, y los fines de semana y feriados, de la colonia peruana que llegaba con la familia completa. Fue ahí donde nació el estilo de servicio abundante. Explica Edilberto: “Llegaban los clientes chilenos y decían, ‘muy rico, pero por qué sirve tanta comida, da pena dejarlo’. Pero bueno, es un estilo, porque un peruano dice al mismo tiempo, ‘la vez pasada me sirvieron más”‘.
Pronto nació un segundo local, el Ají Seco II, en donde se incluyó en la sociedad al tercer hermano, Tobías. Además, Edilberto creó después otro restaurante en calle Compañía, llamado Sabores del Perú. Hasta que otro pariente le dijo que quería seguir sus pasos: el mayor de sus seis hijos.
En Diciembre del 2000, nace el Barandiarán de Manuel Montt, que en la práctica reune dos restaurants en uno. El de comida peruana tradicional y el Chifa, fusión de la comida peruana con la comida china.
Durante el año 2003 inaguramos nuestra sucursal en Lo Barnechea, Raúl Labbé 13664. El negocio, que empezó a gestarse en el 2004, surgió ante la propuesta de los representantes en Chile de Gallástegui Armella, una empresa mexicana líder en el rubro y que maneja más de 373 marcas en todo el mundo. "Siempre tuvimos interés por llevar a Barandiarán como franquicia, pero estábamos esperando el momento preciso. Ahora está convertida en una empresa consolidada, con mucho potencial para crecer a través de este sistema", explica Elsa Wintergerst, directora de Gallástegui Armella en Chile.
Enero del año 2006 nace Barandiarán de Bellavista, que es la continuación de nuestra calidad gastronómica que hemos logrado a través de los años. Nuestro nuevo restaurante se encuentra ubicado en Constitución 38 Local 52 Bellavista Providencia.
La prensa no es indiferente a las cualidades de Marco y en 1999, la revista Qué Pasa lo destaca como la Revelación Gastronómica del Año, mientras Televisión Nacional de Chile lo reconoce, en el programa ''Nuestro Siglo'', como el inmigrante peruano más exitoso de la década. El reconocimiento oficial no se hace esperar y en julio del 2002 es distinguido por el Gobierno de Chile como Ciudadano Peruano Residente Honorable.Para comercializar su marca, Barandiarán debió confeccionar manuales y guías que permitieran replicar exactamente el restaurante que desde hace 9 años funciona en Santiago de Chile. "Todo debe quedar tal como Marco lo desarrolló durante 10 años. Toda la tecnología, los contratos, todos los documentos para repetirlo de manera idéntica a como funciona, pero a través de terceros, quienes adquirirán el derecho de operar el negocio de la tecnología Barandiarán", precisa Wintergerst.De acuerdo con la consultora, ya tienen ocho posibilidades de apertura del negocio en Chile y también en ciudades mexicanas como Puerto Vallarta, Cancún, el Distrito Federal y Acapulco.
"Este es el hito más grande de mi carrera empresarial. Siempre soñé con esto", dice Marco Barandiarán. Consideró que el ingreso de la comida peruana a México abrirá puertas a otros productos.
EL SEGUNDO PIONERO EL SR PEREZ
Edilberto Pérez se vino a Chile hace 15 años para probar suerte como mozo, y hoy es dueño de cinco picadas, incluyendo el Ají Seco.
“Preferimos que el cliente deje comida en el plato, a que reclame porque es poca la porción. La política de nosotros es bueno, bonito y barato, y nos ha dado éxito”, cuenta Edilberto Pérez (46) con su acento peruano, sentado en el restaurante Sol. Edilberto es uno de los dueños del local, así como también de los restaurantes Alto Perú, Sabores del Perú y Ají Seco (el uno y el dos). Edilberto es un hombre de filosofías y de certezas, las que aplica a sus locales, todos éxito de público. Edilberto sabe que si sirve mucha comida y la cobra a un precio decente, el cliente va a quedar feliz. Está seguro de que en Chile hay oportunidades para aquellos que tengan proyectos. Sabe que en un restaurante peruano en Chile no puede faltar el cebiche, el lomo saltado y el ají de gallina, eso sí, no muy picante, adaptado al paladar local.
Toda esta sabiduría la ha adquirido trabajando. Su historia parte como tantas otras de inmigrantes peruanos: Dejó la ciudad de Cajamarca en Perú, para probar suerte en Chile en 1993. Dejando a su familia, llegó a nuestra capital para trabajar de mozo en el restaurante Mare Nostrum.
A los ocho años, Edilberto unió fuerzas con un compatriota, Raúl Landeo, que trabajaba en la cocina del mismo restaurante. Buscaron a un tercer socio y nació, a punta de esfuerzo y dinero prestado, el Alto Perú. “Partió con un barman, tres garzones y yo como anfitrión, y un cocinero. Al fin de semana, gracias a que fue destacado en una revista, ya era una locura. La gente esperaba una hora para comer, porque no estábamos preparados, pero mis clientes me decían ‘no te preocupes, nos enorgullece que tengas público”‘, cuenta Edilberto, acerca de quienes lo conocían de Mare Nostrum. “Esos clientes hasta ahora son nuestros habituales. Es una bonita experiencia. Si uno cocina bien, te conocen y pones un restaurante en un lugar quizás más humilde, los clientes te siguen igual”.
“Yo le llamo la gallinita de oro”, continúa Edilberto recordando sus inicios. “Fue nuestra primera experiencia, nos ayudó a darnos a conocer, a pasar de empleados a empleadores. Yo no tenía plata y ahí me apoyaban mis hermanos, Segundo y Tobías”.
Los hermanos Pérez cruzaron la frontera peruano–chilena atraídos en buena parte porque Edilberto había logrado encontrar una estabilidad acá. Al año en Chile, se vino su mujer, Clotilde, y Segundo. A los tres años llegó Tobías, y al igual que sus hermanos, encontró trabajo como mozo. Hasta que decidieron poner un restaurante juntos, orientado a la colonia peruana del centro.
Así nació el Ají Seco, una famosa picada de San Antonio. El lugar pronto se llenó en la semana de oficinistas chilenos, y los fines de semana y feriados, de la colonia peruana que llegaba con la familia completa. Fue ahí donde nació el estilo de servicio abundante. Explica Edilberto: “Llegaban los clientes chilenos y decían, ‘muy rico, pero por qué sirve tanta comida, da pena dejarlo’. Pero bueno, es un estilo, porque un peruano dice al mismo tiempo, ‘la vez pasada me sirvieron más”‘.
Pronto nació un segundo local, el Ají Seco II, en donde se incluyó en la sociedad al tercer hermano, Tobías. Además, Edilberto creó después otro restaurante en calle Compañía, llamado Sabores del Perú. Hasta que otro pariente le dijo que quería seguir sus pasos: el mayor de sus seis hijos.
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